En la entrada anterior estábamos hablando sobre las G.O y Mir del grupo MBLAQ que llegaron para hacer un trabajo de voluntariado en nuestro país junto con el equipo de la organización KOICA para realizar el proyecto “Sueño de Koica” en ciudades como Cusco y Huaraz y sobre la carta que había escrito G.O a los 10 días de haber llegado al Perú, pues bien ahora hablaremos sobre una Carta que fue redactada por el adorable Mir. La carta dice lo siguiente:
“Llegamos al aeropuerto de Lima luego de un vuelo de 26 horas, tan pronto como aterrizamos nos dirigimos a Cusco.
Cusco es un lugar muy alto, así que es fácil asustarse por las alturas ahí, mi cuerpo está en forma, así que no me preocupé por eso pero tan pronto como llegué mi cabeza comenzó a dolerme y se me hizo difícil respirar.
Estaba tan mal que se suponía que teníamos que ir aun gimnasio a practicar Tae Kwon do pero no pude ir porque necesitaba recostarme.
Así es como otros que terminaron la práctica del Tae Kwon Do tuvieron que ir a un lugar con una increíble catedral y promover nuestra demostración ahí también.
Tuvimos el trabajo de entregar unos volantes a la gente pero los peruanos respondieron amablemente y nos dijeron que de seguro vendrían al evento. Luego de que termináramos con éxito la promoción del evento, comimos y nos fuimos a dormir. Aunque tenía la ‘fobia a las alturas’ dormí bien.
Luego de adaptarme a la altura y practicar duro, el día de la demostración se hacía más y más cercano. Me sentí tan nervioso como si fuese a hacer una presentación, pero me sentí aliviado al ver cuanta gente nos había venido a ver. Nos sentimos tan orgullosos de promocionar nuestro Tae Kwon Do en otro país. No olvidaré cuánta emoción sentí ese día.
Luego de hacer una parada en Lima, nos fuimos a Huaraz. Ahora íbamos a cumplir activamente con nuestro objetivo de ir a una escuela situada a 4000 millas de distancia y construir ahí un baño, cocina y pasar un tiempo con los niños.
Apenas llegamos, ver la escuela fue muy chocante. La cantidad de estudiantes era de 34 pero la situación bajo la cual ellos aprendían era increíble. Los materiales y la estructura del lugar eran tan malos que nuestros corazones se rompían.
Sin embargo los estudiantes y profesores mencionaron que estaban complacidos y agradecidos de tener esta educación y siempre mostraron su alegría. Luego de ver su actitud, aprendí mucho.
Nuestro trabajo de voluntariado resultó en ser un momento en el que yo aprendí mucho. Sus actitudes de sonreír y ser feliz mientras vivían en tan malas condiciones, los voluntarios de KOICA que se apresuraron en llegar a Perú para ayudar a la gente porque estaban tan preocupados por esforzarse más en su propio trabajo, y ver a los obreros que trabajaban tanto hasta el punto de sudar a mares, me hizo sentir conmovido.
Aunque la ayuda voluntaria aún no ha terminado, pensar en el último día donde todos nos animaremos luego de acabar con el trabajo de voluntariado, aún me hace feliz. Creo que debería trabajar duro en los días que quedan por seguir”.
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